¿Hace falta un escándalo para que la gente salga del calor del hogar? Eso parece. Aunque a veces no es necesario, muchos están a la espera de cualquier noticia para soltarnos su punto de vista, acertado o no, documentado o no, al hilo del tema o para hablarnos de sus cosas.
Ese es el poder de las redes. Con criterio o sin él, todos podemos hablar.
Han ocurrido muchas cosas este fin de semana pasado —creo que todos sabéis de lo que hablo sin necesidad de decir más que una palabra: plagio— y he asistido desde mi sillón a un sin fin de opiniones: he visto gente sorprendida, otros que ya lo vaticinaban, muchos criticando el sistema... En este país somos de hablar. Aunque, de verdad, espero que esta vez no se quede en el cotilleo y esos días burbujeantes de carnaza fresca. Esta vez espero que suponga, al menos, un punto de inflexión en todo esto que nos rodea. Hablo de autocrítica; nos hace mucha falta. El caso Hoff-Carter se lo dejo a los tribunales (si es que existe una denuncia real), ellos que investiguen, que lleguen al final del asunto y dictaminen. No es mi guerra, no soy periodista de investigación y no voy a hablar aquí de cosas que conozco por terceros, solo podría conseguir que el bulo fuera más grande. Únicamente pretendo que pienses en cómo se ha llegado a esto y qué consecuencias tendrá.
¿Imagináis el daño que le hará a la autoedición? ¿Al género? ¿A todos los autores que intentan abrirse paso para que se conozca su obra? En este país somos de señalar, tenemos que reconocerlo; parece que hay un placer insano en mostrar los defectos de los demás y algo así solo genera desconfianza. Ahí fuera deben de estar frotándose las manos: la "Romántica" otra vez en el punto de mira. Ese género que tanto nos gusta de nuevo chapoteando en el barro. Pero no es solo eso, no es solo un escándalo como el que ha ocurrido lo que nos debe hacer pensar si el camino es correcto, también deberíamos analizar todas aquellas pequeñas cosas que se hacen a diario y que contribuyen a robarle la credibilidad a una industria que todavía es fuerte. Y no, no te excuses diciendo que tú no, lo peor es que, en mayor o menor medida, casi "todos" estamos implicados en el descrédito del género. Y digo implicados porque sí, lo estamos, aunque sea por callarte cuando deberías de hablar.
Este artículo va a ser así de corto, porque mi única pretensión es que te pares y pienses si realmente amas los libros y la literatura romántica. Porque, si es así, no busques tu minuto de gloria a costa del resto. Lee, no te vendas ni compres la opinión de los demás, no te aproveches del éxito del vecino. Y sobre todo, busca la verdad, no mientas, no hagas trampas, aunque sean tan tontas como ponerle cinco estrellas a un amigo sin leer su libro. A la larga irá en contra nuestra.
Sensatez, honestidad... ¿Es mucho pedir?
Debo de ser así de tonta, pero aún creo que esto puede cambiar.
Hola!!
ResponderEliminarPues yo también debo ser algo tonta, porque no pierdo la esperanza de que todo vuelva a encauzarse y se siga publicando con calidad... al menos más de la que abunda ahora. Que los hay, pero no son la mayoría
Un besote
Hola, Pepa!
EliminarEl asunto es muy serio y no tiene visos de mejorar (a corto plazo).
:(
Gracias por pasarte.
Besos.
Hola! Tienes mucha razón en lo que dices, todo este escándalo ha dañado mucho al género, y es una pena porque hay muchísimos buenos escritores de romántica ahí afuera. Yo voy a seguir leyendo novela romántica porque me encanta, y seguiré probando nuevos autores de los autopublicados. No todos son iguales, afortunadamente.
ResponderEliminarPero sí que es verdad que todos sabíamos que algo pasaba, que no era normal el funcionamiento de todos esos libros, y muchos no nos callamos. Pero sin pruebas poco más podíamos hacer. De todas formas, las mentiras tienen las patitas muy cortas, y al final todo ha salido a la luz.
Yo defiendo la honestidad en todos los ámbitos de la vida, y en las opiniones sobre libros más incluso, como ávida lectora que soy no puedo decir otra cosa que lo que pienso de lo que leo. Pero hay muchos que se venden por un libro gratis, o dinero de algún tipo.
En fin, yo mantengo la esperanza. Somos muchos los apasionados de este género.
Un saludo.